La importancia de los derechos conexos: casos de Bad Bunny y Tailor Swift
Recientemente se ha hecho eco la noticia sobre la demanda millonaria interpuesta por la expareja del conocido cantante de música latina Bad Bunny al artista por una presunta vulneración de la propiedad intelectual.
En este caso, la demandante solicita cuarenta (40) millones de dólares por utilizar un audio suyo en varias de las conocidas canciones del puertorriqueño sin solicitar su consentimiento, llevando a cabo una supuesta infracción de los derechos conexos.
En este artículo vamos a tratar de explicar qué son los derechos conexos y cuáles son las repercusiones que pueden causar el no tratarlas de forma adecuada.
¿Qué son los derechos conexos?
Dentro del derecho de autor no solo existe la figura del autor como único creador de una obra, si no que existen otras figuras vinculadas, como artistas, intérpretes, ejecutantes o productores -audiovisuales o de fonogramas-, cuya labor es imprescindible para la divulgación y comercialización de la obra. Esta tarea queda protegida por los derechos conexos.
Por lo tanto, los derechos conexos, también conocidos como derechos afines o derechos vecinos, son un conjunto de derechos legales y económicos otorgados a ciertos sujetos relacionados con la creación y el uso de obras protegidas por el derecho de autor.
La finalidad de los mismos es la de proteger los intereses legales de personas y entidades que contribuyen a la difusión de obras o que han producido objetos con suficiente creatividad y capacidad técnica y organizativa, que, si bien no todos los países las consideran obras protegibles por derechos de autor, entienden que gozan de originalidad suficiente y capacidad técnica y organizativa que merece ser protegida.
¿Qué tipos de derechos conexos existen?
En la actualidad existen diversas categorías de derechos conexos que otorgan distintos derechos, a continuación se mencionan algunos:
- Artistas intérpretes y ejecutantes: algunos de sus derechos reconocidos son o bien la obligación de una remuneración equitativa o bien la posibilidad impedir la fijación (grabación), la radiodifusión y comunicación al público de sus interpretaciones sin su consentimiento o ejecuciones en directo.
- Productores de grabaciones sonoras (también denominadas fonogramas): tienen derecho a autorizar o prohibir la reproducción, importación y distribución de sus grabaciones sonoras y copias derivadas de los mismos y a una remuneración equitativa por la radiodifusión y comunicación al público de sus grabaciones sonoras.
- Organismos de radiodifusión: tienen derecho a autorizar o prohibir la retransmisión, la fijación y la reproducción de sus emisiones.
¿Qué importancia tienen los derechos conexos en la industria?
Los derechos conexos tienen una importancia vital a la hora de monetizar los ingresos derivados de una obra. A pesar del papel fundamental que juegan los derechos de autor, los derechos conexos de producción son los que suelen generar un mayor beneficio.
Bad Bunny no es el único artista que ha padecido los efectos de los derechos conexos. Existen múltiples casos como el de Michael Jackson porque su productora no comercializaba el álbum o la reclamación de los ejecutantes del musical español “Ana Frank” por no ser pagados por su labor.
Sin embargo, sí hubo una polémica que se hizo viral hace unos años, esta sería la generada entre la cantante Taylor Swift y su discográfica.
Como hemos comentado de manera previa, uno de los derechos conexos a tener en cuenta son los generados por los productores de las grabaciones. En este caso, la artista estadounidense grabó un total de seis álbumes musicales producidos bajo el sello de la discográfica.
Taylor Swift conservaba los derechos de autor correspondientes a la composición de las canciones y los derechos conexos de interpretación de las mismas, este último derecho también se compartiría con los músicos que la acompañaron.
No obstante, los derechos conexos de producción corresponden a la figura encargada de la grabación y mezcla de las canciones, en este caso la productora, a quien se le reconocía el derecho a comercializar y divulgar las obras. Por lo que la mayoría de los ingresos obtenidos por la venta y reproducción de los álbumes iban destinados a la productora.
Para poner fin a esta situación, Taylor Swift, como autora reconocida de las obras, decidió producir por su cuenta una nueva versión de los álbumes. De esta manera, debido a que la discográfica no participó en el proceso, la propia artista se convirtió en la titular de los derechos de autor, de los derechos conexos de producción y de los derechos conexos de interpretación -sin perjuicio de los reconocidos a los músicos que también participaron-.
No sabemos cómo terminará la disputa judicial de Bad Bunny, sin embargo parece necesario recalcar la importancia de estar bien asesorado en materia de derechos conexos en el mundo de la propiedad intelectual.
María comenzó su contacto con el derecho de las nuevas tecnologías en la carrera en la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente se encuentra cursando el Máster Universitario en Derecho de las Telecomunicaciones, Protección de datos, Audiovisual y Sociedad de la Información en la Universidad Carlos III de Madrid, con el objetivo de certificarse como DPO.