Ley de Mercados Digitales
La Ley de Mercados Digitales (Digital Markets Act o DMA) se erige como una respuesta crucial a la transformación digital y al auge de los servicios online que han reconfigurado nuestra forma de vivir y comerciar.
La transformación digital ha revolucionado la forma en que vivimos, y continúa haciéndolo, facilitando numerosos aspectos de nuestras vidas a través de los distintos servicios digitales. Sin embargo, esta revolución también ha dado lugar a preocupaciones como el comercio ilegal online.
Los mercados digitales trascienden fronteras, lo que lleva a una necesidad apremiante de armonizar regulaciones y reducir las cargas regulatorias para las empresas que operan en el mercado único.
¿Qué regula la Ley de Mercados Digitales? La Unión Europea pretende responder a estos desafíos adoptando un nuevo marco legal regulatorio que busca proteger no sólo a los consumidores, sino también los derechos fundamentales online y promover un entorno de plataformas online justo y abierto.
En este artículo, se pretenden trasladar algunas cuestiones básicas de la Ley de Mercados Digitales, sus objetivos y aspectos esenciales, adelantándonos a su entrada en vigor y plena aplicación que no se dará hasta marzo de 2024.
Objetivos de la Ley de Mercados Digitales
El objetivo principal de la Ley de Mercados Digitales es regular los mercados digitales, garantizando una competencia equitativa entre las empresas en el vasto ámbito de Internet. Fundamentada en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), esta ley busca asegurar el funcionamiento del mercado único y aplicar los principios de competencia a los medios digitales.
La DMA fue publicada en octubre de 2022, aunque no será plenamente de aplicación hasta marzo de 2024. Esta norma pretende abordar desafíos como la posición de dominio de grandes plataformas y sus reglas privadas, que a menudo perjudican a otras empresas y limitan las opciones de los consumidores.
Aspectos esenciales de la Ley de Mercados Digitales
Esta norma es aplicable a una amplia gama de empresas digitales, desde intermediarios online hasta motores de búsqueda, redes sociales, plataformas de vídeo, entre otros. Sin embargo, solo se aplica a empresas que cumplen con ciertos criterios, las denominadas ‘’gatekeepers’’ o «guardianes de acceso», que son empresas de gran tamaño, con una presencia significativa en la UE y un historial arraigado en el mercado como, por ejemplo Amazon, Apple, Meta, o Microsoft.
La Ley de Mercados Digitales establece obligaciones, como la de permitir a los usuarios profesionales que ofrezcan sus servicios a través de sus plataformas en las mismas condiciones que el propio gatekeeper o la de cumplir con una serie de estándares de transparencia en la publicidad online, entre otras.
En caso de incumplimiento, se prevén sanciones severas, que pueden llegar al 10% de los ingresos globales de la empresa y hasta el 20% en casos de reincidencia. Además, los afectados por el incumplimiento pueden tomar acciones legales por daños y perjuicios.
La DMA busca varios beneficios, incluida la regulación de empresas dominantes, un entorno más justo para las empresas usuarias de plataformas, un acceso más abierto y directo para los consumidores, así como un estímulo para las startups y empresas tecnológicas. En última instancia, tiene como objetivo proteger a los consumidores y promover una competencia justa y equitativa en el siempre cambiante mundo de los mercados digitales.
En resumen, tanto la Ley de Mercados Digitales (DMA) como Ley de Servicios Digitales (DSA) que trataremos en un próximo artículo, buscan proteger a los consumidores online, promover la transparencia y la competencia justa, y establecer un marco normativo claro para las empresas en la Unión Europea, fomentando un entorno online seguro y confiable.
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