Cierra Buitoni, el final de una era que duró dos siglos
Cierra Buitoni, una decisión de Nestlè, propietaria del brand, que podrá seguir produciendo solo adoptando otras marcas.
Termina así la era de la empresa fundada en Sansepolcro, Italia en 1827. Este año termina con tristeza y envuelto en un silencio ensordecedor, la dilatada historia de Buitoni, que abarca casi dos siglos.
La empresa, fundada en 1827 en Sansepolcro, en la provincia de Arezzo, deja de existir como marca. La fábrica se mantiene, pero a partir de enero de 2022 solo podrá producir con otras marcas.
Durante 18 meses, Nestlé, todavía propietaria de los derechos del logotipo, se compromete a no venderlo a terceros y, por lo tanto, a no «competir» con Newlat.
Sin embargo, esta medida representa un exiguo, muy exiguo consuelo; por no hablar de estar ante el clásico insulto tras el daño. De hecho, durante al menos 18 meses la marca Buitoni desaparecerá por completo y queda la mayor duda de entender si, cuándo y bajo qué apariencia la volveremos a ver, en el futuro.
En circunstancias difíciles como esta, solo queda agradecer a Buitoni, uno de los verdaderos emblemas, con su marca de fama mundial, de alimentos hechos en Italia. Fue una familia extraordinaria a nivel empresarial, que logró en el corto cambio de siglo fundar tres empresas maravillosas como la fábrica de pasta (Giovanni Battista Buitoni, 1827), Perugina (Francesco Buitoni y Luisa Spagnoli, 1907) y Luisa Spagnoli (1928).
Por ello, sorprende la decisión de Nestlé, la multinacional propietaria del logo, de no renovar la concesión al grupo Newlat Food.
La empresa del sector agroalimentario compró la fábrica de pasta en 2008 para seguir suministrando productos de panadería y formas de pasta.
Con la opción de no confirmar la licencia para el uso de la marca específicamente para productos alimenticios de pasta seca y productos horneados, la marca Buitoni está destinada a reducir significativamente su presencia en los estantes de los supermercados. Pero ahora ¿Qué cambia para el sector de la pasta italiana?
Como se mencionó, la histórica fábrica de pasta de Arezzo seguirá operativa para producir con otras marcas. Como Delverde, que es propiedad de la empresa agroalimentaria de Reggio Emilia junto con Giglio y Polenghi.
La concesión, por lo tanto, cesa después de 13 años, decidiendo efectivamente el triste epílogo de Buitoni que desde tiempos inmemoriales ha sido una verdadera necesidad, de generación en generación, una presencia fija y tranquilizadora en la mesa de millones de italianos, de españoles y de consumidores en general en todo el mundo.
Abogado Especialista en Propiedad Intelectual e Industrial