Delitos de género en la red: la violencia digital

Delitos de género en la red: la violencia digital

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres tienen 27 veces más probabilidades de ser atacadas a través de internet que los hombres. De hecho, se estima que la violencia de género que se produce en el ámbito digital tiene la misma forma de operar y los mismos efectos que la violencia convencional que se produce en el ámbito físico. En la práctica, lo que ha ocurrido es que ahora existen nuevos canales mediante los cuales se puede amplificar y agudizar el control o seguimiento que se realice por parte de una pareja. 

La violencia en el entorno virtual

La violencia de género en el entorno virtual se manifiesta de formas muy variopintas, desde el envío de amenazas o insultos a través de la red, pasando por la publicación de comentarios denigrantes, misóginos y machistas, hasta la difusión de imágenes comprometidas de la víctima sin su consentimiento en actitud provocativa o sexual. 

Varios estudios constatan que dos de cada diez mujeres españolas que han sido víctimas de acoso o violencia en el entorno virtual afirman haber recibido mensajes o insinuaciones “inadecuadas, humillantes, intimidatorias u ofensivas” a través de redes sociales tales como Instagram, Facebook o Twitter, así como por medio de mensajería instantánea de aplicaciones como WhatsApp o correos electrónicos. 

El hecho de que estas conductas se vean exacerbadas en la red radica en la ausencia de límites, la velocidad en la que circula la amenaza y se produce la comunicación entre el acosador y su víctima, la transnacionalidad y la sensación de “anonimato” de la que dispone el ciberdelincuente. 

Tipos de ciberviolencia de género 

Algunos de los tipos de violencia de género más comunes que se producen en entornos virtuales consisten en:

• Ciberacoso: consistente en llevar a cabo un acoso o intimidación de la víctima a través de tecnologías digitales. 
• Grooming o acoso sexual cibernético: por lo general el acosador se crea una identidad falsa para entablar una relación virtual con un niño, adolescente o persona en condición de vulnerabilidad con la intención de manipular, seducir y/o motivar a la víctima a participar en ciertas conductas de índole sexual. 
• Sextorsión: forma de extorsión sexual que consiste en amenazar y chantajear a la víctima, en su mayoría mujeres, con difundir imágenes comprometidas en las que se pueda identificar.
• Gender trolling: práctica antifeminista y troleo de género en internet, dedicándose el acosador a despreciar y/o insultar a mujeres online, especialmente dirigido a aquellas mujeres con cierta reputación o voz en la web. 
• Revenge porn o pornovenganza: fenómeno que se produce cuando una persona difunde imágenes sexuales de su pareja o expareja a través de una página web pornográfica con el objetivo de humillarla o vengarse. 

¿Cómo prevenir la ciberviolencia de género?

Algunas acciones que se pueden adoptar para prevenir la ciberviolencia de género son:

• Proteger las cuentas, accesos a correos electrónicos o dispositivos electrónicos mediante la implementación de contraseñas difíciles de adivinar, de tal forma que nadie pueda acceder a información sin consentimiento de su titular.
• Eliminar o bloquear a aquellas personas que produzcan malestar, lleven a cabo conductas de acoso, amenazas, comentarios ofensivos, etc. 
• No compartir imágenes comprometidas a desconocidos o conocidos que así lo exijan. 
• No acceder a chantajes y/o manipulaciones a través de la red. 
• No proporcionar o compartir la localización de tu dispositivo a través de internet. 

Recabar todas las pruebas posibles del acoso para, si persiste en el tiempo, denunciar al acosador ante las autoridades.