
Stock Options: cómo funcionan
En el mundo corporativo las stock options se han convertido en una de las herramientas más utilizadas para atraer, motivar y retener talento, en especial dentro del sector tecnológico y en startups de rápido crecimiento. Se basan en una idea bastante sencilla: ofrecer a un trabajador el derecho, aunque no la obligación, de adquirir participaciones/acciones de la empresa en la que trabaja a un precio determinado y en un momento futuro, con la condición del cumplimiento de una serie de objetivos.
Comprender a fondo cómo funcionan es esencial tanto para quienes las reciben como parte de su compensación, como para quienes las ofrecen.
Las stock options son, en esencia, contratos que conceden a un empleado la posibilidad de comprar participaciones/acciones de la compañía a un precio fijo, denominado precio de ejercicio o strike price. Este valor se establece en el momento en que se otorgan las opciones y no se modifica con el tiempo, independientemente de las fluctuaciones del mercado. La lógica que subyace es la alineación de intereses, si la empresa crece y el valor de sus participaciones/acciones aumenta, el trabajador podrá adquirirlas a un precio más bajo y, potencialmente, obtener un beneficio al venderlas en el mercado.
Funcionamiento de las stock options
El funcionamiento de estas opciones se articula a través de algunos componentes clave:
- En primer lugar, se determina cuántas participaciones/acciones están asociadas a la concesión.
- Después se fija el precio de ejercicio, que será el coste que el trabajador deberá pagar por cada participación/acción cuando decida ejercer su derecho.
Existe además un período de consolidación conocido como vesting, durante el cual el empleado va adquiriendo progresivamente el derecho a ejercer las opciones. Lo habitual es que se establezca un horizonte de cuatro años, con un primer tramo denominado cliff, que suele ser de un año, durante el cual si el trabajador abandona la empresa pierde todas sus opciones. Finalmente, toda stock option cuenta con una fecha de vencimiento, normalmente entre siete y diez años, tras la cual expira y deja de tener validez.
Beneficios de este mecanismo de incentivos
El atractivo de este instrumento reside en que genera ventajas tanto para las empresas como para los empleados. Para las organizaciones, las stock options actúan como un poderoso mecanismo de retención, ya que quienes las poseen tienen un interés directo en permanecer en la compañía hasta consolidar sus derechos y ver aumentar el valor de las participaciones/acciones. Al mismo tiempo, se convierten en un elemento de alineación estratégica, cuanto mejor le vaya a la empresa, más se beneficiarán tanto los socios como los trabajadores. Además, permiten a las compañías jóvenes, que suelen tener limitaciones de liquidez, ofrecer compensaciones competitivas sin necesidad de destinar grandes cantidades de efectivo en salarios.
Desde la perspectiva de los empleados, las stock options representan una oportunidad de participar en el éxito de la empresa, con la posibilidad de generar importantes ganancias si el valor de la compañía se incrementa. A esto se suma un sentido de pertenencia y compromiso mayor, pues al convertirse en socios, los trabajadores sienten que forman parte activa de los resultados colectivos. Asimismo, para quienes se incorporan a startups con salarios iniciales más ajustados, las stock options funcionan como un complemento salarial atractivo que proyecta recompensas a medio y largo plazo.
No obstante, las stock options también implican riesgos y desventajas que no deben pasarse por alto. Su valor depende directamente del desempeño de la empresa: si ésta no crece o si sus participaciones/acciones caen, las opciones pueden quedar sin utilidad. En el terreno fiscal, la tributación varía según cada país: en algunos casos los impuestos se aplican al ejercer las opciones y en otros al vender las acciones, lo que puede reducir considerablemente el beneficio neto.
La relevancia de las stock options también varía según el tipo de empresa. En las startups son prácticamente un estándar, ya que permiten compensar con un valor futuro lo que no siempre se puede pagar en salarios presentes. Allí radica gran parte de su atractivo: si la compañía crece de forma acelerada o logra salir a bolsa, el potencial de revalorización es considerable.
En cambio, en corporaciones consolidadas y cotizadas, suelen formar parte de los paquetes de compensación de directivos y altos ejecutivos, aunque también se extienden a otros niveles de la organización. En estos casos, el riesgo suele ser menor, aunque también lo es el potencial de multiplicación del valor.
En conclusión, las stock options son una herramienta innovadora que permite compartir el valor y el futuro de una empresa con quienes contribuyen directamente a construirlo. Funcionan como un vínculo entre el esfuerzo individual y el éxito colectivo, pero no representan un beneficio garantizado. Bien diseñadas y entendidas, pueden convertirse en una oportunidad única para que empresas y empleados crezcan de manera conjunta, fortaleciendo tanto la cultura corporativa como el potencial económico de quienes participan en ella.

María Ramos es abogada especializada en derecho mercantil, derecho societario y contratación entre empresas.
Graduada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, actualmente cursa el máster de acceso a la abogacía en ISDE. Apasionada por la regulación de sociedades y operaciones mercantiles, aporta un enfoque metódico y orientado a startups, rondas de inversión y servicios jurídicos empresariales.






