¿A qué fraudes estás expuesto como empresa?
¿Te preguntas a qué fraudes estás expuestos como empresa? La presencia en Internet de las empresas en una economía cada vez más global y digitalizada implica una mayor exposición ante determinados fraudes que pueden sufrir tanto a manos de su propio personal y partners, como por parte de terceros ajenos a la empresa.
Las posibilidades de sufrir un fraude de cualquier tipo son por lo tanto cada vez más amplias. En materias que pueden ir desde una posible suplantación de marcas o suplantación de proveedores a otras no menos comprometidas como el spoofing o suplantación de identidad e, incluso, prácticas de chantaje o sextorsion.
Ante esta problemática, lo primero que debemos de hacer es poder identificar el tipo de fraude ante el que nos podemos encontrar y llevar a cabo, antes de sufrir cualquier tipología de fraude, una política de compliance lo suficientemente robusta que sea capaz, en la medida de lo posible, de prevenir estas amenazas, o en su caso, mitigar sus efectos.
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Mencionábamos antes algunas de las amenazas de fraude más conocidas e incluimos en el título algunas otras que empresas y empleados han sufrido o bien han causado.
Por ejemplo, se mencionaba entre otros, el spoofing. Pues bien: esta práctica es una técnica habitual utilizada por remitentes de correo electrónico basura o spam que puede incluso acabar saturando los servidores de las empresas y que, sin duda, pueden suponer el bloqueo de cualquier organización empresarial.
A priori no pensaríamos que recibir spam podría resultar una amenaza crítica para una empresa, pero si tenemos en cuenta que en determinadas ocasiones el correo electrónico de una organización puede suponer uno de sus mayores activos en cuanto a la sensibilidad de dicha información y si además la empresa no cuenta con una estructura de sistemas adecuada, un envío masivo de estas características podría arruinar literalmente un negocio.
Otra práctica de fraude muy habitual perpetrada por terceros frente a ciertas empresas puede ser la suplantación de marca o suplantación de identidad digital.
Efectivamente, en estos casos lo que se estaría produciendo sería un aprovechamiento de la reputación ajena de un tercero en el mercado. Lo cual, en determinadas situaciones, puede suponer no el final del negocio suplantado, pero sí una merma considerable en cuanto a sus beneficios.
Lo cierto es que este tipo de prácticas suelen realizarse por parte de empresas que llevan a cabo la fabricación y distribución de productos de imitación de la marca suplantada y para ello se sirven de infraestructuras localizadas en paraísos digitales.
¿Cómo prevenir estos fraudes dentro de las empresas?
Hay algunos de estos fraudes que directamente no pueden ser evitados en algunos de los casos, pero en muchos otros sí.
Esto dependerá del grado de políticas de compliance y vigilancia digital que lleve a cabo la empresa en el día a día del negocio, tanto mediante la utilización de recursos internos que contengan, entre otros, protocolos de detección, prevención y denuncia de situaciones de fraude, como agentes externos que puedan llevar a cabo labores de vigilancia de la presencia digital de la marca de nuestro negocio.
En cualquier caso, la mejor política para poder evitar, en la medida de lo posible, este tipo de situaciones será contar con profesionales especializados que actúen en cada área de las anteriormente indicadas; tanto a través de equipos jurídicos especializados según la materia aplicable en cada caso, como de expertos en ciberseguridad y peritos informáticos que actúen de forma coordinada.
Letslaw es un despacho de abogados especializado en compliance digital y ciberseguridad.
Letslaw es una firma de abogados internacionales especializada en el derecho de los negocios.