Europa contará con la primera legislación sobre Inteligencia Artificial en el mundo
Dada la falta de regulación en materia de Inteligencia Artificial en Europa, la Comisión Europea llevó a cabo una propuesta, denominada “Informe sobre la Inteligencia Artificial en la Era Digital” que fue aprobada por el Parlamento Europeo. Este ha sido el principio del camino a través del cual se han empezado a marcar las líneas para el desarrollo de la primera legislación sobre Inteligencia Artificial en el mundo.
Después de 18 largos meses de negociaciones entre los eurodiputados de los diferentes grupos políticos, finalmente se ha logrado llegar a este acuerdo que da comienzo a la creación y desarrollo de una nueva regulación en materia de Inteligencia Artificial.
Concretamente, el responsable de potenciar y llevar a cabo esta iniciativa de creación de una normativa que regule este campo tan completo como el de la Inteligencia Artificial ha sido el ponente alemán, Axel Voss, quien ha declarado que la “Inteligencia Artificial tiene una relevancia estratégica” y que gracias al desarrollo de esta nueva legislación “Europa será pionera y marcará las futuras pautas legales globales en esta materia”.
En lo que respecta a los aspectos puramente técnicos de la Inteligencia Artificial, Europa tiene un largo camino por recorrer para alcanzar a potencias como China o EEUU, pero la idea es comenzar a dar pasos firmes para posicionarse en la cabeza mundial en lo relativo al asentamiento de unas bases legales que logren que los sistemas basados en Inteligencia Artificial operen o se desarrolle bajo una normativa o regulación determinada en Europa.
Actualmente, la inversión europea en Inteligencia Artificial (teniendo únicamente el capital público) ronda los 1.000 millones de euros, una cantidad muy inferior a la inversión destinada por países como EE. UU. o China (5.100 y 6.800 millones de euros, respectivamente). Las expectativas dadas por la comisaria de competencia, Margrethe Vestager, son de un aumento de esta inversión hasta una cantidad de 20.000 millones de euros al año (incluyendo capital público y privado).
Es importante destacar que esta nueva regulación incluirá mecanismos específicos de supervisión humana en casos de especial riesgo, como así sería el caso de sectores especialmente sensibles como el de la salud, educación o movilidad, donde la aplicación de tecnología basada en Inteligencia Artificial podría llevar a posibles discriminaciones, necesitándose la implicación e intervención humana para disminuir estas problemáticas que puedan llevar a toma de decisiones que afecten a la población de manera relevante.
De esta forma, esta nueva legislación diferenciará la Inteligencia Artificial en función del grado en que puedan afectar a derechos fundamentales como, por ejemplo, la no discriminación o la privacidad, y no en función del sector en el que se aplique o la tecnología utilizada.
Además, se incluirán en esta nueva legislación niveles en los se mida el riesgo en lo que respecta al uso de Inteligencia Artificial, estableciéndose como primer nivel el riesgo inadmisible que implique una amenaza para la seguridad, quedando prohibida su utilización en aquellos casos que puedan incluirse en este primer nivel (como por ejemplo el uso de sistemas que fomenten un comportamiento peligroso a menores de edad, etc.).
Uno de los puntos que más controversia ha causado en el seno de la Comisión en lo que respecta al desarrollo de esta nueva propuesta de legislación ha sido el caso de la tecnología de reconocimiento facial y la prohibición de su uso. En este sentido, y si bien aún no se han aprobado ninguna de las enmiendas relacionadas con este asunto, la Comisión ha querido establecer una categoría especial en donde quedaría prohibido su uso en términos generales, si bien podría permitirse para casos excepcionales como serían la búsqueda de niños desaparecidos, la prevención de un atentado o amenaza terrorista, búsqueda del sospechoso que ha cometido un delito grave, etc.
Sin embargo, el principal reto que tiene por delante la Unión Europea a este respecto es asegurar a la población que la Inteligencia Artificial no sea utilizada para finalidades ilícitas como pudieran ser la vigilancia masiva de ciudadanos que atente contra el derecho fundamental a la privacidad, debiendo asumir el liderazgo tanto para el desarrollo de esta tecnología, haciendo un uso responsable de ella, como para la creación de normativa que asegure y defienda el cumplimiento de los principios democráticos.